sábado, junio 24, 2006

Ley de Vida

Acabo de volver del hospital, donde se encuentra mi padre estos dias. Por lo menos, ver a Schubert, mi canino amigo, me ha servido de algo. Un secreto: odio los hospitales. Generalmente, cuando vas, es porque no te encuentras bien por algo, o lo que es peor, alguien a quien quieres se encuentra mal. Es peor porque quieres ayudar, y no puedes hacer nada. Sufres por la persona amada, y sin embargo, tienes que aparentar entereza. Mira, eso me lo enseñó mi padre. Que con los pacientes, habia que demostrar calma, entereza. Habia que hablarles con tranquilidad, para que se relajaran y les hiciera la vida mas facil. Asi que, yo, llorando por dentro, pero con una tranquilidad falsa, veia a mi padre alli. Con la bolsa de la uretra por un lado, con la solucion salina para limpiar la vejiga por el otro, la imagen me retorcia el alma. Se le veia derrotado, con dolores, cuando generalmente el no es asi. Es un hombre vivo, con ingenio, listo. Es curioso como tenemos una imagen idealizada de nuestros padres. De pequeños, nuestros padres son poco mas que dioses, esos seres sobrenaturales que te cuidan, te enseñan y te regañan. Esos seres en los uqe te duermes en su regazo porque, sabes que a su lado nada puede pasar. Un confianza total en una persona asi rara vez se consigue, verdad?.
Pero hoy, he visto al hombre detras de mi padre. Alguien que sufre, alguien que trata de aparentar fortaleza, en un vano proposito de que a nosotros no nos duela tambien. Y mientras, anticipandome a sus deseos, yo tenia que estar con la cara tranquila, con la voz suave, desgarrandome por dentro.
Al salir de la habitacion, esperando el taxi y el relevo de mi madre, no he podido mas. Me he puesto a llorar como una madalena. Por el; por mi; por la vida que ha sido injusta con ese hombre. Injusta porque se ha partido el lomo por nosotros durante 30 años, con llamadas por la noche de visitas, con trabajar con jefes tiranicos, con pacientes huraños... y sin una queja por su parte. Y ahora que se jubila, todo esto. Y aun y todo trata de aparentar la fuerza de antaño.
Sinceramente, me ha dado igual ese mito de que los hombres no deban llorar. Por supuesto, ha tenido que ser corto, porque mi madre era la que llegaba. Y tampoco queria hacerla sufrir.
Pero una vez en casa, tampoco he podido mas. Creo que me he abrazado al perro porque ha sido el primer ser que he encontrado a mano. Y el, sabiamente, me ha dejado hacerlo hasta cansarme. Y el saber que se muere, que poco a poco esa enfermedad acabará con el, es algo que me desgarra, algo que no se si podré asimilar cuando ocurra. Ley de vida, me ha dicho el mismo. Aun en el lecho del dolor, y aun me enseña cosas. De hacer lo correcto, verdad?...
En fin, voy a comer algo, a sacar los perros en un dia que, parece que tambien se ha dado cuenta de la gravedad de la situacion poniendose a llover a cantaros, y a llorar en el silencio de mi casa...
Un saludo de Edem.

2 Comments:

At 6:37 p. m., Blogger Isabel Barceló Chico said...

Saludos, edem. A mí también puedes abrazarte, en la distancia, como a los perros. Ánimo.

 
At 2:04 a. m., Blogger Laura Martillo said...

Querido amigo, no sabia que eso habia pasado, estos dias no he leido mucho y...bueno, Edem, te quiero dar ese abrazo, porque siento la impotencia de no poder ayudar en nada. Conozco esa sensacion y las palabras que se deben decir.
Tal vez deberia intentar levantarte el animo, decirte esas cosas que se dicen a los amigos, a los pacientes; pero no puedo, porque se que todo eso ya lo sabes.

Amigo mio, daría cualquier cosa porque no tuvieras que pasar lo que estas pasando, pero bien dicen, que solo nos dan las cargas que seamos capaces de soportar. Que cada dolor es una experiencia a futuro, una enseñanza. Tu sensibilidad rebasa cualquier limite de la mente y se que estas aprendiendo mucho mas de lo que dices; puedo adivinar que tu daras ese abrazo a otro alguien en la misma situacion y que serás en su momento un padre sabio, como lo es el tuyo.

Querido Edem, a veces las preguntas que lanzamos al cielo no tienen respuesta. Ningun dolor es eterno. Un abrazo para ti y los tuyos.

Laura.

 

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