lunes, mayo 29, 2006

Relatos (III)

Este esta dedicado a Tagra Agramort. Ella ha podido cambiar de vida, yo le regalo este relato...


Renacimiento
El sonido de las catapultas llegaba hasta sus oídos. Después de semanas de asedio, estaba claro que la fortaleza enemiga no podría resistir mas. Sus temibles defensores, apenas podían reconstruir por la noche lo que las fuerzas atacantes destruían por el día. Al ver que el General Edem se acercaba a ella, la guerrera sonrió. Eso solo indicaba que el ataque final estaba cercano.
Así que hoy es el gran día?.
Eso espero. Durante los últimos días, nos hemos concentrado en ese punto de la muralla.
Y señaló a un lugar cerca de la entrada que estaba agrietado por varios lados.
Como puedes ver, le falta muy poco. Creo que hoy daré la voz de ataque. Pero cuando el sol este mas alto.
La guerrera miró el cielo estrellado.
Son bonitas, no?.
El que?
Las estrellas. "De la tierra a las estrellas...."
"Solo hay un gran paso".
Era una broma personal entre ellos. Una confidencia que empezó siendo un juego y que significaba mucho.
Nunca cambiaras.
Eso espero, dijo sonriendo.
Tengo que volver a mi puesto, amiga. Afila bien las espadas. Fuerza y Honor.
Fuerza y Honor.
Las ultimas palabras quedaban flotando en el aire, cuando la guerrera se dirigió a sus hombres. Eran veteranos de muchas batallas, y a los que les importaba mas que el oficial al mando fuera bueno, que lo que pensaran de una mujer que siguiera el camino de la espada. Se dirigió reverencialmente al de mas edad de ellos, como muestra de respeto.
Preparaos. El lienzo de la puerta caerá hoy.
Y esperaron. La muralla tardó mas en caer de lo que el General Edem pensaba, pero cayó igual. Por fin los horrores de los que sus habitantes eran responsables, serian pagados con sangre. A lo lejos, sonó el cuerno que indicaba el avance, y mas lejos, los batallones de arqueros, mercenarios experimentados de Serpents Hold, estaban tomando posiciones para cubrir el avance de la infantería. De "mi" infantería, pensó la guerrera.
¡Avanzad!.
Era la hora. La batalla seria dura, pero era necesaria para la seguridad del Reino. Sacó a Sol y Luna, sus espadas gemelas y se puso al frente de sus tropas.
Cien metros... y los defensores, sabiendo lo que les venia encima dispararon una descarga demasiado temprana como para causar daños. Aun y todo....
¡Sargento!. ¡En posición de tortuga!.
La rapidez con la que hicieron la formación era producto de la veteranía. Estaba muy orgullosa de sus tropas.
Setenta metros... y seguían avanzando. Otra descarga enemiga, también muy lejana.
Cincuenta metros... Ahora si. La flechas empezaron a clavarse en los escudos, causando poco daño, pero no frenando el avance.
Treinta metros. Los oscuros horrores que guarnecía la fortaleza eran visibles ya. Y su Aura Maligna también. Pero eso no iba a frenar el avance. Hoy no. Ya se veía el hueco de las murallas. Por detrás de su posición, Los arqueros propios empezaron a limpiar las murallas de enemigos, para facilitar la toma del lienzo.


Diez metros, cinco, dos... al fin. Habían entrado en la fortaleza oscura. Ahora tendrían que luchar por ella, palmo a palmo. Los defensores sabían que no habría piedad para ellos.
-¡Tomad el puente, tomad el puente!. Esa era la consigna. La guerrera, con su guardia personal, se dirigió a el portón de entrada, donde el combate era mas feroz. Un enemigo, dos, tres, todos caían bajo sus espadas gemelas. Para este día había nacido. Para este día iba dirigida toda su vida. Un demonio alado apareció a su lado. La guerrera sintió que algo vibraba en el aire y se agachó. Justo a tiempo, dado que de la nada, había aparecido una guadaña donde antes estaba su cabeza. Sus hombres no tuvieron tanta suerte, y sus cabezas rodaron por el pavimento. Otra ofensa que debía ser vengada. Alzó las espadas y esperó el ataque. El demonio cogió con sus dos manos la guadaña y la abalanzó desde encima de su cabeza hacia la guerrera. Esta, echó un pie hacia atrás para aguantar mejor el golpe, y puso las espadas en forma de cruz, a cuyo hueco fue a parar el arma enemiga. Y después, de dos severos golpes, giró en forma de remolino sus armas, decapitando al instante a su enemigo. Se paró unos segundos, pero ya era tiempo de seguir avanzando. A su alrededor, el eterno grito de agonía, sangre y dolor seguía su curso, pero sus hombres estaban tomando el puente levadizo y levantándolo. Esta parte estaba ganada. Se giró y vio que el desesperado enemigo había cometido un error. Había mandado todas sus reservas para frenarlos, pero en su precipitación había dejado también abierta la puerta del castillo interior. Con un ágil movimiento, se la señaló a sus tropas, que comprendieron al instante. También ellos estaban desesperados por acabar el largo asedio y volver a sus casas. Y estaban furiosos por tantos años de terror. Hoy caería la fortaleza.
Esta vez eran ogros, armados con mazas claveteadas. La primera oleada enemiga fue frenada por los mercenarios arqueros, pero, la segunda logró romper la formación de los atacantes. Ahora era una lucha personal, y el enemigo, ya peligroso de por si, estaba furioso y con miedo. Las bajas del ejercito Real fueron enormes. No obstante, se siguió avanzando hacia la puerta del castillo interior. Poco a poco, con avances y retrocesos, pero poco a poco.
La guerrera se encontró conque era la primera persona del ejercito Real que conseguía llegar a la puerta, y se preparó para resistir. Sus sargentos estaban intentando volver a formar la formación, pero ella sabia que en un caso como este, eso era poco mas que inútil. Esperó a que los mercenarios lanzaran una descarga al interior, y se metió por la puerta. Acuchilló a dos Orcos que estaban traspasados por varias flechas, y con un rápido giro, decapitó a otro. Y siguió avanzando por el pasillo. Su meta era la torre del homenaje. Allí debía estar el Señor Oscuro que buscaban.
El avance de sus hombres ya era incontenible, y entraban a docenas por la puerta. Literalmente despedazaban a cualquier ser que se les pusiera por delante.
Por el patio central, al lado del pozo, sus hombres pararon a tomar impulso. Eso fue un error, ya que los arqueros enemigos supervivientes, aprovecharon ese momento para lanzar una descarga. La guerrera las sintió, pero apenas tuvo tiempo de refugiarse debajo de un escudo cuando la descarga barrió la primera fila de sus hombres. Esperaron a que sus propios arqueros tuvieran ocupados a los del enemigo, y se dirigieron a la torre del homenaje. Para estas alturas, la sangre y el fuego ocupaban toda su vista, y el humo era muy fuerte. Se paró un momento a descansar en lo que debía de haber sido el comedor. Había sido un día muy largo. Glorioso, pero muy largo.
Habían pasado unos segundos, pero la batalla continuaba, y la guerrera se encontró que la esta estaba alejándose de ella. Y allí, entre el humo, vio la escalera de caracol. Allí tenia que ir. Sentía que tenia que subir esas escaleras. Que la estuvieran esperando dio a su mente la idea de que allí debía estar el Señor Oscuro. Dos succubus con coraza y armados con lanzas se abalanzaron sobre ella. Apenas tuvo tiempo de desviar las lanzas con sus espadas cuando acometieron de nuevo. Recordando sus lecciones, en las que un arma de hasta puede ser frenada acercándose, la guerrera se agachó, y dio una voltereta hacia uno de los succubus.
Acertó. Uno de ellos estaba paralizado momentáneamente por su proximidad, y el otro instintivamente hizo lo que ella esperaba: seguir su movimiento e intentar clavar la lanza donde antes estaba ella. En la barriga del otro succubus. Y ese era el momento. Sacando fuerzas de sus reservas, lanzó a Luna contra el palo de la lanza, rompiéndola, y en el segundo posterior a su rotura, no dio tiempo al succubus para reaccionar, y le clavó a Sol en el vientre. Dos menos. Y seguía subiendo por la escalera. Dos demonios oscuros corrieron la misma suerte que los succubus, y dos arpías negras también. Y llegó a la cima. Debía ser mágica, puesto que por dentro era mas grande de lo que debía ser. En un trono, un ser incorpóreo, mas sombra que otra cosa, estaba sentando, como observando mas allá de esa habitación. Seis demonios le guardaban, con espadas negras, lanzas oscuras y negras armaduras también. A su lado, un portal mágico oscuro estaba abierto, invitando al combate a seres de otros mundos... o invitando a escapar por ellos. No lo podía permitir. Y al acercarse al ser, fue cuando sintió su fuerza, y sus palabras. No fueron palabras propiamente dichas. Simplemente se fueron formando en su mente.
Vaya, vaya. ¿Así que la gran guerrera esta aquí para deternernos?. ¿Te crees superior a los poderes de las sombras, a los poderes del caos?. ¡Guardias, quitarme de encima a esta escoria Real!.
El combate se presentaba difícil. Seis contra uno, y la guerrera estaba agotada. Pero tenia que hacerlo. Logró cortar las lanzas de los dos primeros demonios con un golpe certero de sus espadas gemelas, y con una finta cortarles la cabeza. Pero eso no volvería a pasar. Los dos demonios siguientes eran mas expertos en el combate. Solo en sus pasos, mas cautos y mas medidos, se podía ver esa veteranía. Y lanzaron su primer ataque. Desesperada, la guerrera giró noventa grados hacia abajo las espadas gemelas, frenando ese golpe, pero con la concentración, había olvidado a los otros dos demonios. Logró acordarse de ellos cuando una lanza le traspasó la pierna. Curiosamente, no sentía dolor, pero sabia que no podía seguir en esa posición. Tuvo que dar un salto hacia atrás y apoyarse en la otra pierna, o por lo menos lo intentó, cayendo al suelo. En ese momento, uno de los espadachines demonios se abalanzó para darle el golpe de gracia, momento que aprovecho ella para clavarle desde abajo la espada. Sintió otro golpe, este en las costillas, y este si le dolió. Presa del pánico o de la furia, cogió la lanza con las manos y tiró de ella. Cuando el demonio se acercó lo suficiente, le clavó la espada Sol. Quedaban dos. Y el Señor Oscuro no se había movido del trono. Observando. Dirigiendo, quizás.
Lentamente, logró ponerse en pie. Con las dos espadas formando una extensión de sus abiertos brazos, esperó. Con esa postura, logró para el golpe del espadachín con Luna y rajarle las tripas con Sol, poniéndose detrás del demonio, aprovechando su cuerpo para frenar el lanzazo del otro oponente. Y para cortarle la cabeza después. Ya solo quedaba el Señor Oscuro. Pero el dolor era tan grande... otra vez las palabras en su cabeza.
No esta mal, guerrera. Júrame lealtad y quizás vivas esta noche.
Sacando fuerzas de su interior, logró articular las palabras, al mismo tiempo que se abalanzaba contra la figura.
¡No serviré a un falso dios!.
Fue frenada en seco por una bola de energía. Cayó ante los pies del Señor Oscuro. Intentó levantarse, pero las sombras abarcaban toda su mirada. Intentó despejarse, pero lo único que pudo sentir fueron las ultimas palabras del Señor Oscuro:
Si que lo harás, guerrera. Aunque tengas que morir y resucitar de nuevo. Si que lo harás.
La larga noche y la eterna sombra cayeron sobre ella mientras sus oídos escuchaban estas palabras.
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¡Tu, despierta!.
El agua se estrelló contra su cara, despertándola al instante. Intentó moverse, pero al hacerlo, un dolor recorrió todo su cuerpo. Al abrir los ojos, vio que estaba encerrada en un pentagrama.
Escucha, engendro, y escúchame bien. ¿Cómo has llegado hasta aquí?.
El que le hablaba era un guardia enorme, armado con una varita de fuego y un libro mágico. Parecía dispuesto a usarla a la mínima oportunidad. Ella meditó antes de contestar. Puede que sus palabras fueran lo ultimo que dijera.
Yo, yo... no se ni donde estoy.
Al decir estas palabras, el guardia bajó la varita y la chocó contra el campo de energía. El dolor que sintió después, acabó por despertarla del todo. Y el grito involuntario que soltó la espadilló mas todavía.
¡No mientas!. ¿Cómo has llegado hasta esta taberna?. ¿Cómo has traspasado las defensas mágicas de la ciudad?. ¡Habla o aumento el dolor!.
Y dio mas golpes a la prisión de energía.
¡NO LO SEEEEE!.
Y descubrió que era cierto. No se acordaba de quien era. Pero al guardia no iba a gustarle esa respuesta. Iba a ser largo. El guardia se preparó para volver a empezar. Bajó el brazo y la varita chocó contra el muro. Y la mantuvo allí durante mas tiempo. La pregunta era siempre la misma. Y por lo visto, esperaba contestación. Una que ella no podía darle. Y una y otra vez, el dolor llegaba a todo su cuerpo, a todos su huesos. Al fin, cuando paró, le hizo las mismas preguntas. Al obtener solo gritos, su furia aumentaba, y con ella la intensidad de los golpes. Entre los dolores, ella vio como el guardia levantaba la varita una vez mas. Y vio como la bajaba. Se preparó para el golpe. Pero este no llegó. Una espada se había interpuesto entre la varita y el muro de energía del pentagrama. Y una voz la sacó de sus pensamientos.
¡Alto!. La vas a matar zopenco. Además, si ha llegado hasta aquí...
Creo, señor, que sabe lo que nos jugamos. Ni siquiera las tropas Reales saben que seguimos en pie. Y si un ser como este...
Se perfectamente lo que nos jugamos. La Hermandad está en esto para lo bueno y para lo malo. Di al Consejo que nosotros nos ocupamos de esto.
Con el debido respeto, no Señor. Este ser será interrogado y ejecutado por su arrogancia al traspasar nuestras defensas. Y mis ordenes vienen de muy arriba.
Como si vienen de Lord British. Suéltala... ¡Ahora!.
El tono de su amenaza era un tono que exigía obediencia. Un tono acostumbrado a ser escuchado y obedecido. Pero el caballero, pues eso era el desconocido, estaba rodeado de guardias. Por un instante, ante el tono de su voz, los guardias obedecieron como Golems, pero al terminar su frase, junto a la velada amenaza de sus palabras, se revolvieron incómodos. Habían aguantado a estos caballeros demasiado tiempo, y ya era hora de bajarles los humos.
¡No!. Ahora, Señor, abandone la plaza o me veré obligado a arrestarle.
Puedes intentarlo, si quieres.
A ella le pareció una baladronada. Nueve contra uno. A pesar de la armadura y de la plateada espada que estaba en sus manos, eran demasiados. El tiempo pareció pararse, cortarse en pedazos y alargarse. Nunca sabría el tiempo que pasaron. Quizás unos segundos, quizás unos minutos. El ambiente estaba tenso. El caballero agarró la espada con mas fuerza y preparó el escudo, evaluando a todos sus posibles enemigos. Y con el inconveniente de que no podía matarlos. No aquí, en este refugio de paz.
El primer soldado dio un paso e hizo ademan de sacar la espada. El caballero movió el escudo y se lo estampó en la cara, dejándolo sin sentido. Con la parte plana de la espada, al mismo tiempo, la giró en noventa grados, estampándola en las partes bajas de su compañero. Para los siguientes momentos, este soldado estaría neutralizado, pensó el caballero, con una sonrisa en los labios.
Y después de eso, se concentró en la batalla que tenia ante si. El siguiente que se abalanzó sobre el, recibió un codazo en plena cara, haciéndole saltar varios dientes. Este cayó al suelo gritando de dolor.
Se veía que era un profesional, porque aprovechando la posición del brazo, le soltó un puñetazo a la barriga al que se le abalanzaba. Tuvo que parar un golpe de espada del compañero del "herido en el bajo vientre", forzando con la suya que el soldado la bajara. Una vez en el suelo, con un brusco movimiento, adelantó el pomo, estrellándolo hacia la cara del espadachín. Al mismo tiempo, y viendo que se le venia otro por detrás, giró con una rapidez extrema, empujándolo con su masa. Esto desconcertó al soldado, pero el caballero no le dio tiempo a reaccionar. Con la misma rapidez, el soldado recibió una patada en el vientre. Al ver que el mago se preparaba para lanzar algún hechizo, se abalanzó sobre el, y lo empujó al muro de energía. Al chocar contra el, aullando de dolor, el mago le miró desconcertado... y luego perdió el sentido. Solo quedaban dos soldados. Pero no parecían muy dispuestos a pelear. El caballero se tomó su tiempo para hablar. Y ellos no se movieron. Solo dijo una palabra, en una voz alta y clara:
¡Iros!.
Los soldados no esperaron mas. Salieron corriendo por el lado contrario de donde estaba el caballero. Este, olvidándose de ellos, se dirigió hacia donde estaba ella. Por el camino, se detuvo a recoger la varita de fuego, y soltando un hechizo, lo dirigió hacia la mujer. Al instante, el muro de energía que la sostenía, desapareció, y con el, el único sostén que hacia que estuviera derecha. La cabeza le dio vueltas, y mientras todo se volvía sombrío, solo acertó a escuchar una palabra:
¡Mierda!.
Mientras caía en la inconsciencia, se asombró que semejante caballero empleara esa sonora palabra.
Esta vez, se despertó en una cama. Seda de importación de Tokuno, Madera de los mas nobles arboles de Yew, mantas de la mas pura blanca lana de Delucia... todo un lujo para ella, o para cualquiera, la verdad. Continuó con los ojos cerrados, ya que quería conservar ese momento. Y porque estaba oyendo voces. Voces que hablaban de ella.
¡Pero si no sabemos de donde viene!.
Ha pasado las defensas.
¡Y los mongbats también, y a ellos no les ofreces asilo en la casa de la Hermandad!.
Sabes perfectamente que esas defensas no permiten la entrada a nadie que sea malvado.
Quizás hayan fallado. ¡Por todos los dioses, es una necromantica!.
No seria la primera que cambiara de bando.
Ni la ultima en tendernos una trampa.
Mira, hay algo en ella que... calla, esta despierta.
El tono de la voz cambió de repente.
Hola preciosa... que tal estamos hoy?. Si, ya se. Esos pentagramas de energía te dejan la cabeza como un bombo. Una vez yo también estuve en uno, y la verdad, prefiero una resaca de Brandy deluciano.
Era una modulación suave y armoniosa, que hizo instintivamente relajarse a la mujer. No sabia porque, pero se sentía segura y entre amigos.
Dónde... donde estoy?.
En la torre de la Hermandad, en Magincia, por supuesto.
¿Magincia?.
El caballero parecía divertido. Por lo visto no era la primera vez que debía contar esta historia.
La Ciudad de los Magos, si lo prefieres.
Me contaron que había sido destruida, y que estaba en el fondo del mar.
La sonrisa del caballero fue en aumento.
Te diré un secreto: nunca creas todo lo que te cuentan. Se que estas agotada, después del interrogatorio del otro día, pero tengo que hacerte unas preguntas.
La mujer asintió.
La primera pregunta de todas es la mas básica. ¿Cómo te llamas?.
La mujer hizo un esfuerzo por acordarse, recorriendo toda su mente. Trató de conseguir ese dato, pero todo fue en vano. Movió la cabeza en sentido negativo.
El caballero vio los esfuerzos de la mujer para acordarse, y supo que iban a ser en vano. Tras años de tratar con mucha gente, estaba seguro de cuando le mentían, y este no era el caso.
Bien, lo dejaremos para después. La siguiente es mas complicada: ¿cómo has llegado hasta aquí?.
Mismo esfuerzo... y mismo resultado. Esto no era normal. Quizás debería pasar las pruebas.
La mujer lloró de desesperación. Esto entristeció al veterano caballero, que trató de consolarla.
Bueno, tranquila. Ya te acordaras. Creo que te vendrá bien un poco de aire. Estas fuerte como para levantarte?.
La mujer movió la cabeza afirmativamente, y sin mediar nada mas, se puso de pie. Extraño, pensó el caballero. Apenas había pronunciado unas pocas palabras, pero su porte... su porte denotaba grandeza.
Te diré lo que vamos a hacer. Aquí el delicado de mi hermano, Quinto, es especialista en golpes de la cabeza, y en la mente de los seres. Entre nosotros, creo que el ha recibido demasiados en la cabeza y que eso lo ha convertido en un experto.....
Al fin una sonrisa. Bueno, no era mucho, pero era un comienzo. Bastó una mirada a su hermano Quinto, para dejarle claro que no debía pasarse en el interrogatorio.
Quinto, solo las pruebas, ¿estamos?.
Por supuesto, Edem. ¿ Y donde estarás tu, mientras?.
Tendré que dar mis disculpas al Consejo de los Magos, por el "incidente" del otro día. Esto me llevará tiempo. Ya sabes como son estos tipos.
Miró a la mujer con cariño, y se despidió cortésmente, dirigiéndose a la puerta. Antes de pasar, se volvió instintivamente, y le dedicó unas ultimas palabras:
Confía en Quinto, preciosa. Tiene los modales de un caballo, pero puedes poner tu vida en sus manos.
De echo lo harás, pensó hacia sus adentros. Y con todo su corazón, esperó que su... "invitada" pasase las pruebas.
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Extracto del informe de Quinto, El Bardo, también llamado El Skalde. Dos copias; una para la Hermandad y otra para el Consejo de Magos de Magincia. Nueva Magincia.
Sujeto: desconocida encontrada en la ciudad de Magincia.
Objetivo: averiguar su filiación y sus motivos.
El sujeto, una hermosa mujer pelirroja, fue encontrada sin sentido en la taberna oriental de la ciudad de Magincia, cerca del barrio de la Hermandad. El tabernero no la reconoció como uno de los habitantes, y dio parte tanto a los Guardias de la ciudad, como a la Hermandad. Desafortunadamente, llegaron los Guardias primero (borrar esto en la copia del Consejo). Dichos Guardias, notaron algo maligno en ella, y la encerraron en un campo de energía, donde fue torturada salvajemente a cambio de información (cambiar aquí por "fue interrogada" para la copia del Consejo). O bien porque ha perdido la memoria, o bien porque se la han bloqueado, el sujeto no pudo darla. Dado que el sujeto corría peligro de morir, y coincidiendo con la llegada del Gran Maestre de la Hermandad, este pidió amablemente a los Guardias que se retiraran. Ante la negativa de estos, y de una amenaza interpuesta por ellos, el Gran Maestre Edem, no tubo mas remedio que dejar sin sentido o poner en fuga a los nueve miembros del pelotón.
El sujeto fue tomado bajo su protección y custodia, y llevada a la torre de la Hermandad, "El Refugio Del Lobo". Allí, tuvieron que pasar tres días para que la mujer recobrara el conocimiento, después del trato que le dieron esos zopencos de Guardias (si, lo se, cambiar en la copia lo de zopenco por "trato profesional"). Según el Gran Maestre, que dirigió el interrogatorio primario, el sujeto tiene un bloqueo de memoria real. Posiblemente haya sido inducido, pero el sujeto no miente. No se acuerda ni de su nombre.
Dado que de esa forma no podíamos sacar mas datos, me puse manos a la obra con las pruebas de la verdad. Dichas pruebas fueron ideadas para un caso como este, precisamente, aunque debo aclarar que nunca antes habían sido puestas en practica.
Bajo la excusa de ver si tenia entrenamiento militar, se le dio al sujeto una espada Elfica, La Buscadora de Almas, para que demostrara sus conocimientos frente a un muñeco de practica. La espada no brilló ni lanzó una descarga al sujeto. Por si algún miembro del Consejo no entiende lo que significa esto, dada su mollera (si, lo se, lo se... cambiar), lo explicare paso a paso. Las espadas elficas, brillan si están en contacto con la maldad. Cambian su color plateado por un color azulado, que no se dio en este caso. Además, también poseen otra característica notable. Si el sujeto tiene una mala moral, no se dejan coger, y sueltan una descarga al que lo intenta. Cierto es, que la moral es relativa, tal como mi hermana Aurelia Cota demostró al coger una. La espada no mide la moral en si, sino lo que el sujeto interpreta como moral. Si el sujeto piensa que comerse niños es de moral buena, la espada podría dejarle poseerla. A mi entender, este no era el caso. El sujeto no pudo mentirle a la espada.
La siguiente prueba fue mas sutil. Bajo la excusa de que sus vestidos habían sido destruidos, se le dieron nuevos, junto a un peine y un espejo, y se la dejó tranquila durante un tiempo. En realidad, nos interesaba lo que el espejo podía decirnos sobre ella. Es un espejo de la verdad, y en el se refleja tanto lo que se ve, como el verdadero ser que late en nuestro interior. Por supuesto, tras decir las consiguientes palabras mágicas, etc. Si no, funciona como un espejo normal. Mas tarde, examinamos la imagen del sujeto en el espejo, y lo que vimos fue a una hermosa mujer pelirroja. A este espejo no se le puede engañar. Lo que ve lo refleja, así que solemos confiar en el.
La ultima prueba fue mas interesante. Dado que no recuerda nada de sus actos, se invitó al sujeto a leer un libro, situado en la terraza de la torre de la Hermandad. La excusa era ver si podía recordar las palabras, para ver si su memoria estaba rota solo en sus vivencias, o en toda su vida. El sujeto, pudo tocar el libro y leerlo con toda claridad.
Este libro, es uno de los pocos ejemplares de los libros de Mondain que quedan. Lleva un sello de la Biblioteca Real, pero discretas averiguaciones allí han dado el resultado de que no conocen su procedencia ni su existencia, lo mas extraño. Aurelia Cota no quiso informarnos de donde lo había sacado ella, pero si de su poder. En realidad, es algo bastante sencillo. Es un medidor de magia encubierto. Al tocar el libro, este evalúa la magia que tiene el sujeto, y hace búsquedas sobre su origen (oscuro, magia negra, nigromántica, etc.), y también de su potencial. El sujeto demostró un gran potencial para la magia, si bien sus poderes vienen de fuentes muy arcanas y oscuras. O dicho de otra forma: el sujeto ha sido entrenado por los poderes del Caos en magia oscura, si bien parece que lo ignora y no se comporta como ellos. Este examinador no puede asegurar si el sujeto sufre un hechizo de tiempo, con el que los poderes oscuros nos ataquen, o si bien el sujeto era un alma noble obligada a corromperse. El examinador cree que podría ser esto ultimo, y que "algo pasó" en el proceso y que fue interrumpido, dejando intacta el alma del sujeto.
Mis observaciones finales son muy sencillas:
Dado que el sujeto no ha demostrado una maldad evidente, debería ser dejada libre. Pero dado también que su magia tiene orígenes arcanos y oscuros, el tiempo que pase en Magincia debería ser vigilada constantemente, aun y pese a las defensas mágicas de la ciudad.

Sabemos que estas no permiten pasar a los seres malvados, pero sabemos también que la definición de malvado puede ser relativa. Mi hermano Edem se ofrece a cuidarla y a mantener la protección sobre ella.
Quinto el Bardo, Emisario de la Hermandad, y Consejero del Consejo de Magos de la Nueva República de Magincia.
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Estaba en una habitacion negra y oscura. Oscura a pesar de la gran cantidad de velas que había en la habitacion. No era la unica en ella, pero no conseguia ver a los demas... seres, que alli habitaban. Quiso pararse un momento, pero no era dueña de sus actos. Por mas que lo intentaba, no conseguia dominar su cuerpo. De todas formas, algo les llamaba. Algo quería que se presentaran ante el. Algo viejo y maligno, algo que no seguía las leyes de la naturaleza y que se aferraba a este mundo. Algo que estaba al final del pasillo. Y era algo que no admitía discusiones ni excusas. A pesar de sus esfuerzos, su cuerpo se dirigió a ese pasillo. A él. Y en el pasillo, escuchó un rumor. A medida que avanzaba por el pasillo, el rumor sé hacia mas claro, más nítido. Solo era una frase: Xal Grog Barak.
¡Xal Grog Barak!, ¡Xal Grog Barak!, ¡Xal Grog Barak!, ¡XAL GROG BARAK!.
Las palabras aumentaron de volumen. Cada vez mas, cada vez mas, hasta ocupar todo su rango auditivo. Quiso taparse los oídos, pero sus manos seguían sin responderla. Él la llamaba y sus ordenes eran lo único a lo que obedecía su cuerpo. Veía ya el fondo, aunque más bien lo intuía, ya que la oscuridad era absoluta. Pero lo que se encontraba al final, la aterraba. Y se aterró mas cuando sus propios labios empezaron con la misma frase.
¡Xal Grog Barak!, ¡Xal Grog Barak!......
¡Xal Grog....!...
Se despertó en la cama con las palabras en la boca. Se encontraba agotada y sudorosa. Hacia días que tenia la misma pesadilla, y con el paso del tiempo estas aumentaban en densidad y en forma. Y era algo que la aterraba. Sabia que era algo relacionado con su pasado, o por lo menos lo intuía. Pasó el resto de la noche asustada y aterrada.
Y esta es la sala del homenaje. Como puedes ver, en el centro se encuentra el Monolito de la Hermandad.
¿Y estos nombres que están en la base?. ¿Algún día pondréis el mío ahí?. Bueno, cuando lo recuerde, claro.
El semblante del Gran Maestre cambió. Se volvió más oscuro.
Espero que no, mi pequeña Dama. Son de aquellos que cayeron. Se les recuerda con honor. Mira... por ejemplo esta Sonos, el Primer Gran Maestre. Cayó en la batalla de Trinsic, junto a sus hombres, defendiendo la ciudad. Aquí está mi padre, Edem, y mi madre, Lady Nasha. Demasiados amigos caídos. Mira, este es él ultimo de los nuestros. Lady Tagra.
¿Quien?.
El semblante de Edem era ya sombrío, sin duda. Señaló a un retrato cercano con una mano:
Ella. Nunca me lo perdonare, ¿sabes?.
¿El que?.
Él haberla abandonado. Si hubiera estado alli... perdona, pero no puedo hablar de ello. Si me disculpas...
Y salió de la habitación, al mismo tiempo que entraba Quinto.
¿Haberla abandonado?.
Déjame adivinar. Lady Tagra, ¿no?.
Sí. ¿Que pasó?.

Edem siempre se culpará de ello. No estuvo cuando ella cayó en la batalla. No podía. Tenia que dirigir la batalla. Su actuación salvó muchas vidas, pero esta... esta siempre estará en su conciencia. Mejor que lo olvide ya. Trata de no hablar de ese tema por favor.
De acuerdo. No quería molestar. Oye, ¿tu sabes algo de lenguas?.
Bueno, me defiendo. ¿Que quieres saber?.
Solo es una frase que tengo en sueños. Creo que saber lo que significa me ayudaría de alguna forma.
¿Y es...?.
A ver si me acuerdo del todo... si, la tengo. ¿Te dice algo la frase "Xal Grog Barak"?.
Quinto se puso rígido. Aunque trató de ocultarlo, era evidente que no le acababa de gustar lo que acababa de oír. Sus siguientes palabras fueron más oscuras, con mas cautela.
¿Estas segura que es esa frase?. Es importante. ¿Es esa la frase exacta?.
Completamente. No deja de salir en mis sueños.
Dame unos días, y la buscaré. Perdona, pero tengo una reunión dentro de poco. Mira, sigue viendo el monumento. Seguro que encuentras algo interesante en la sala del homenaje.
Buscó rápidamente a Edem.
Tenemos que hablar. Nuestros mayores temores están tomando forma. Ha vuelto.
¿Quien?.
Xal Grog Barak.
No tubo que decir nada más. El semblante del caballero se volvió lleno de furia al oír las extrañas palabras.
A mi despacho. ¡Ya!. Y cierra la puerta. Tenemos trabajo por hacer. Y esta vez... esta vez nos aseguraremos de destruirlo. Por todos nosotros. Por ella.
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Extracto de la reunión secreta acaecida en el Parlamento de Magincia, convocada a petición del Gran Maestre Edem, de la Hermandad. El Gran Maestre, no dio mas explicaciones, y la reunión fue convocada a la noche para evitar curiosos. Tomaron parte por Magincia el Primer Mago de Magincia y todo su gobierno. Por parte de la Hermandad, El Gran Maestre Edem, y Quinto Sertorio. La sala fue sellada mágicamente.
(Se dejaran puntos en aquellos sitios que son lo suficientemente importantes como para transcribirlos, por motivos de seguridad).
Habla el Primer Mago: (aquí es evidente que el documento no empezaba en este punto, ya que parece seguir una conversación, pero todo lo anterior se ha borrado, tanto de la copia situada en la biblioteca de la República como en el archivo de la Hermandad).
¿Entonces, no hay duda, Gran Maestre?.
Ninguna a nuestro entender. Hemos dado todas las pruebas que nos han sido solicitadas. Incluso hemos ido a Britania a preguntar por él. Por supuesto, sin quebrantar nuestra seguridad. Para ellos, la Hermandad tiene su base en Luna. Y para los Caballeros de Luna, nuestra base esta en Britania. No hay nada que nos relacione con Magincia.
No hemos dudado de su lealtad, Gran Maestre. Cuando vimos el mal que se nos venia encima, contamos con ustedes para mantener la ficción de una Magincia destruida. Ficción que hasta en la Corte de Lord British se ha creído. Es nuestro deseo seguir así, para que tengamos claro nuestro objetivo: destruir a los Señores del Caos. Y ahora nos viene conque el único que creíamos destruido, y el más poderoso de ellos después de Lord Blackthorn, no solo no esta muerto sino que se ha reído de nosotros todos estos años.


La pruebas nunca fueron claras, y os lo advertimos, Señoría. La torre del homenaje se derrumbó, y el portal oscuro se desvaneció ante mis mismos ojos. Muchos de los nuestros cayeron ese día. Pero como no dio muestras de... bueno, llamémosle vida, supusimos que había caído.
Supusieron mal. Y ahora, ¿qué piensan hacer?. Porque además, han comprometido nuestra seguridad dejándola vivir.
Ella podría ser la clave. Desde que pronunció su nombre, no ha dejado de ser vigilada, y sin duda no ha tenido contacto directo con él. Es evidente que la llama, y que a través del plano onírico está intentando que vuelva junto a el. Pero también es evidente que se equivocó con ella.
Podría ser una trampa...
Estaremos preparados para esa eventualidad, pero no lo creemos. Se ha hecho mas fuerte, y sé esta dedicando a llamar a todos sus acólitos. Podría ser que ella nos condujera a su base. Y esta vez no fallaremos, su Señoría.
¿Y que requieren de nosotros?.
Bien, ante todo, queremos............
(Fin del extracto).
Sabían a ciencia (o fe) cierta, donde se encontraba el enemigo. La ultima vez habían fallado en su cometido, pero esta vez no dejarían piedra sobre piedra para encontrarlo. Por eso habían reunido uno de los mayores ejércitos privados jamas visto en Britania. Lo habían hecho a espaldas del ejercito Real, claro, ya que tenia que mantenerse el secreto de Magincia a toda costa. Si fallaban, quizás fuera la unica posibilidad de frenar a los ejércitos del Caos.
Lo más florido de la Hermandad se encontraba ese día en el punto fijado. Guerreros veteranos de mil batallas, que buscaban vengar a toda costa los horrores cometidos por el Caos. Junto a ellos, se encontraban los mercenarios. Grandes contingentes de arqueros de la ciudad libre de Serpents Holds, unidos a regimientos de piratas de Bucanniers Den, se hallaban a las ordenes de los sargentos de la Hermandad. Hacia mucho que colaboraban con ella, y, como la soldada era elevada, no hacían preguntas. Solo esperaban ordenes. Los pendones de los diversos Clanes aliados, y de nobles amigos de la Hermandad, esperaban poco después de los mercenarios. Y a su lado, el Gran Maestre Edem vio flameando al viento el pendón de la República de Magincia, con sus contingentes de magos guerreros. Después de la batalla, si sobrevivían claro, estos borrarían de la memoria de los supervivientes de los otros regimientos su existencia, como si no hubieran existido nunca. Dio orden a su propio abanderado de avanzar hacia la fortaleza del Caos. Y con el se fue él ejercito.
Ella caminaba a su lado. Había sido un impulso repentino, que le había venido en él ultimo momento. No sabia porqué, pero ella era la clave para la batalla. La clave para cualquier situación en la batalla.
Habían pasado años desde la ultima vez que la viera, y en realidad no parecía haber cambiado mucho. Las murallas seguían derruidas, y las puertas seguían en el suelo, donde las habían dejado. Pero había algo... le hizo una señal al capitán de la Guardia de Magincia. Este asintió con la cabeza y empezó su ceremonia. Extrañas palabras brotaban de sus labios, y durante minutos, nada pareció cambiar. Hasta que la torre del homenaje, reapareció de entre las sombras.
Quinto dio un respingo.
¿No se supone que había sido destruida?.
¿No se supone que Magincia esta bajo las aguas?.
Tocado. En fin, tendremos que asaltarla. El Señor del Caos debe estar alli.
Realmente, era algo mágico, supuso Edem. Por dentro era más grande que por fuera. Todo su ejercito pudo entrar por la aparentemente estrecha puerta.
Todo su ejercito pudo subir por la aparente escalera de caracol, y, por supuesto, todos pudieron tomar posiciones en la gran sala central. Por mas que agudizaban la vista, salvo la escalera, no se veían los muros de la sala. Y esa negrura no era natural.
Avanzaron hacia lo que parecía un trono y al portal oscuro que había alrededor. Todos. Era todo muy extraño, pero, lo más aterrador era el silencio. Un silencio que era más oscuro que las propias sombras que abarcaban la vista. Esperaban haber tenido que combatir; esperaban enfrentarse a horrores capaces de volver loca a la mente más preclara, pero... no esperaban esto.
Edem no dejaba de observarla. Algo en la mujer había cambiado, y al Gran Maestre no le acababa de convencer si era para bien o para mal. Pero su impulso de llevarla con el no había cambiado. Y alli estaba, en medio de una batalla que quizás no pudiera ganar.
Recordaba unas semanas atrás, cuando, con el consentimiento del Consejo de Magos, le había enseñado los rudimentos de la magia.
Nadie sabe en realidad que es la magia. Muchos sabios han pasado años, décadas, siglos incluso solo para definirla. Hay quien cree que es el resto de la energía que se utilizó para crear el universo. Hay quien cree que es una forma de contactar con los Dioses. Y hay, como mi hermano, que cree que simplemente es algo que esta ahí para usarse. Como puedes ver, hay muchas opiniones al respecto, mi Dama.
¿Y cual es la verdadera?.
Si lo supiera... quizás entendería mucho sobre la vida, o quizás no. A mi entender, todas pueden ser validas. Así que piensa lo que quieras. Bien, empecemos con la primera lección. ¿Recuerdas los ejercicios de meditación?. Pues abre tu mente. Llénala de pensamientos. Piensa en que todo es posible, todo. Y ahora... piensa en crear una bola de fuego y lanzarla a esa diana.
La bola apareció de repente en su nívea mano. E instantes después, moviéndose a la velocidad de la luz, hizo trizas la diana. El Gran Maestre se quedó asombrado. Realmente, no esperaba que lo consiguiera a la primera.
¡Bravo!. Aprendes rápido, mi Dama. Bien echo. Ahora, repitámoslo varias veces. Piensa en crear varias bolas de fuego a las dianas que tienes delante...
Nunca habían visto nada igual en Magincia. Ese día, entraría en leyenda cuando se corrió la voz de que la protegida de la Hermandad había aprendido de la noche a la mañana hechizos que otros magos no conseguían hacer en años. Bolas de energía, creación de seres inanimados, Vortex, dominación de la naturaleza causando terremotos... nada en las ciencias mágicas se le negaba a la Dama, nada.
Con el paso de los días, era evidente que ya no había nada que enseñarle. Se había convertido en varios días en una maestra de magos con todo derecho. Aunque no era la primera vez que ocurría, su extraño origen, su falta de recuerdos, y porque no, la envidia, hizo correr rumores sobre ella. Rumores que se convirtieron en pensamientos malintencionados. Por ello, El Gran Maestre nunca se separaba de ella. Para protegerla y... para vigilarla.
Y había llegado el día de la batalla. Sus exploradores, que había enviado por toda Britania, le informaban de ataques por todos lados. Un enorme ejercito de criaturas marchaba hacia Britania; Una enorme flota de velas negras se había enfrentado a la flota pirata de Bucanniers en el mar oriental; Unos extraños rituales habían sido presenciados por sus exploradores entre los diversos seres que odiaban a la humanidad; Algo estaba luchando en los cielos, cerca del Templo del Orden de Vesper. Algo ocurría. Pero parecía que el origen de todo estaba en la vieja fortaleza del Caos. La misma que él había sitiado junto al ejercito Real. Ese era el sitio donde debía ir. Britania debería luchar por sí sola. Esta vez no le podría prestar ayuda.
El Gran Maestre volvió al presente. Tantas molestias, tanto.... esto había sido demasiado....
Y de repente, alli estaban. Legiones y legiones de demonios de las sombras, de succubus, de Orcos, de inombrables criaturas, todas prestas al combate.
Al ver lo que se les venia encima, los capitanes de los regimientos hicieron sonar las trompetas de guardia, e hicieron formar en circulo al ejército, alrededor de la puerta oscura. Si tenían que luchar, mejor espalda contra espalda. Por lo menos tendrían una oportunidad de luchar y de matar al máximo de enemigos. Y empezó la batalla.
Las primeras oleadas de demonios, fueron frenadas por los arqueros. Estos, tomando posiciones escalonadas, se turnaban en grupos para disparar su flechas. Por un momento, parecía factible contenerlos. Pero eran muchos los enemigos, y pronto traspasaron la distancia que les separaba del ejercito, chocando contra los lanceros. Las dos primeras filas quedaron ensartadas en las largas lanza. No obstante, ignorando a sus camaradas caídos, las siguientes pasaron por encima de ellos, la mayor parte todavía clavados en las lanzas. Los ballesteros de Serpents Hold hicieron aquí su aparición, lanzando dardos helados, pero apenas frenó a las huestes infernales. Era la hora de las espadas, la hora de los caballeros. A pesar de verse desbordados, se mantuvieron en sus puestos. La consigna era preocuparse por sus hombres y/o por sus compañeros más cercanos, mantener la formación. Mantenerla a toda costa. Para ello, y con las ordenes de los sargentos, las filas iban cambiándose, y los huecos rellenándose con las reservas. Escudo con escudo, espada con espada, fila tras fila. Sorprendentemente, la línea se mantenía.
El Gran Maestre estaba dirigiendo la batalla desde el portal. No porque tuviera miedo o no quisiera combatir, sino porque hacia mas allí que en la primera línea. Si caía, no seria el primero que ostentara su rango en hacerlo, y seguramente no seria él ultimo. Ella se encontraba a su lado. Desde que había empezado la batalla tenia la vista fija en el portal.
De repente, este parpadeó. Eso era signo de que iba a cerrarse. Y ella despertó de su entonación. Tenia que cumplir su misión en el, tenia que traspasarlo. Antes de que los desprevenidos guardias lograran hacer algo, avanzó a el y se volatilizó tras cruzarlo.
El Gran Maestre lo vio con sus propios ojos, y casi sin pensarlo, se dirigió hacia el portal. Este, parpadeaba cada vez mas. Tenia que cruzarlo ahora o seria demasiado tarde.
Quinto vio que su hermano también se dirigía al portal. Tras ella.
¡Edem!.
Toma el mando Quinto. Debo ir.
Y al mismo tiempo que decía estas palabras, traspasó el portal. Como si hubiera esperado a ese momento, el portal oscuro desapareció. Quinto no tenia tiempo de preocuparse de eso. De echo, pensaba que al terminar la batalla no tendría que preocuparse de nada mas, pero eso seria tras llevarse a algunos servidores del Caos al otro mundo. Tenia una batalla que dirigir.
El Gran Maestre Edem apareció al otro lado del portal justo cuando este desaparecía. Lo curioso era que la habitacion donde estaba era muy similar a la que había dejado. Salvo por el Señor del Caos situado en el trono y su guardia. Vio a la mujer luchando con unos demonios y se preparó para la batalla.
Eran ocho demonios oscuros, todos armados con sus características armaduras y armas oscuras.
Ella había eliminado ya a dos con la magia. Había convocado lanzado rayos de energía a las dos primeras figuras que se le habían acercado, y las había fulminado. No estaba muy segura de como lo había echo, pero esos rayos la habían dejado agotada. Pero no podía desmayarse todavía. Aquí no.
Edem vio que la mujer flaqueaba y le hizo señas para que se colocara detrás suyo. Estaba solo contra los seis demonios oscuros... y contra el señor del Caos. Este seguía quieto, como una estatua, dirigiendo quizá a su ejercito. Ese seria un problema para solucionar después. Lo primero...
Dos demonios lanceros se aproximaron a el, tratando de ganar altura y ensartarlo. En realidad, es lo que esperaba el guerrero, para poder utilizar su espada. Ante la acometida de uno de ellos, dio un giro con su cuerpo y blandiendo su espada rompió el palo de la lanza. Inmediatamente, dio al demonio un golpe con el escudo y dirigió su espada contra la otra lanza, que se le venia encima.
Por muy poco logró sortear la punta, y con otro giro decapitó al demonio. Finalmente, con el mismo impulso rajó las tripas del compañero caído del primero. Ahora era el turno de los espadachines. Con espadas a dos manos, su táctica iba ser sencilla: dar un golpe levantando su espada por encima de sus cabezas. Con el primero, romperían su escudo, y con el segundo, su espada. No hacia falta pensar que seria del tercero. Así que, olvidando el enfrentamiento, el caballero logró esquivar la primera espada, aunque no del todo. En el ultimo momento, el demonio había cambiado su trayectoria unos segundos, pero bastaba para hacer una fea herida por la espalda al caballero.
Edem gritó de dolor, pero no podía flaquear. Ahora no. Escudándose en uno de los espadachines, neutralizaba al otro, que no tenia espacio para atacar. Así que la batalla se convirtió en esquivas de la espada y moverse en torno al demonio.
Hasta que llegó el momento que Edem esperaba: en un golpe, la espada del demonio se quedó clavada. Ese fue el momento en el que, al contrario que las otras dos veces, Edem fue contra el segundo demonio, que no se lo esperaba. Su cara reflejaba sorpresa, cuando Edem logró meterle el filo hasta la empuñadura. Rápidamente, con todas sus fuerzas, trató de sacarla, pero no fue lo suficientemente rápido. Los otros dos demonios se le abalanzaron con dos lanzas mas. Logró esquivar a una mientras desesperadamente sacaba la espada del cuerpo de su enemigo, pero la otra consiguió darle entre las costillas.
Su dolor era grande, pero tenia que seguir combatiendo. Cada paso que daba, era una tortura, pero sacando fuerzas de su flaqueza, consiguió dar tres pasos y levantar la espada en posición de defensa. Y fue cuando el demonio de la espada que apunto estuvo de matarle, explotó. Con la batalla, se había olvidado de ella. Esta le sonrió, pero instantes después, su mirada le hizo volver a la realidad. Sus dos últimos contrincantes, parecían asombrados por el poder de la mujer. Edem se aprovechó de ello avanzando a grandes pasos, dominando su propio dolor, y con el escudo por delante. Las lanzas no lo consiguieron traspasar y rodearon su figura. Dio un giro de trescientos sesenta grados con su espada, y partió en dos a los demonios.
Ahora, quedaba el Señor Oscuro. Dio un paso hacia el, pero su esfuerzo había sido inmenso, y sus piernas flaquearon. Cayó de rodillas. Y por primera vez, oyó a su enemigo. De su figura no había nada que pudiera llamarse boca, pero, lo oyó claramente, como leyéndolo en la mente.
Vaya, vaya, mira lo que nos ha traído nuestro cebo. Si es el Gran Maestre en persona. Muy bien, Lilith...
Así que Quinto tenia razón. Era una trampa. Nada mas hacer ese pensamiento, vio literalmente una sonrisa en su mente, una sonrisa de... el.
¡Por supuesto que era una trampa, estúpido!. Y ahora, habéis caído todos en ella. Envié a Lilith porque era capaz de pasar vuestras pruebas. Hasta pasó el escudo que rodea tu amada Magincia.
Un pensamiento de incredulidad surcó la mente de Edem. Solo un pensamiento, pero eso bastó para el Señor Oscuro.
Si, se lo de vuestro patético escudo. Se lo de vuestra aparente desaparición. Y se lo que queréis lograr. Por eso os envíe al cebo. Tenia que ser alguien corrompido por el Caos, pero no lo suficiente como para dudarais. Tenia que haber sido alguien de gran bondad en el pasado, para que el escudo mágico de Magincia le permitiera pasar. Luego, un borrado de memoria y.... listo. Siempre puedes confiar en la bondad humana. Pero no temas, ya encontrare la manera de entrar en la ciudad. Mas tarde o mas temprano lo haré.
¡Lilith!. Has echo bien tu misión. Pero quiero que hagas algo mas por mi. Mátale.



La figura había llamado a la mujer. Esta, se encontraba como en trance. Así se encontraba desde el final de la batalla, desde que vio caer a Edem. Su llamada había sido muy fuerte, y estaba obligada a obedecer. Pero el tiempo pasado junto a la Hermandad había creado en ella vínculos y había liberado partes de su mente que no recordaba que existieran.
Luchó contra la llamada, mientras su cuerpo obedecía maquinalmente. Siguió luchando mientras su cuerpo creaba una bola de energía. Y la lucha abarcó su mente cuando su cuerpo dio varios pasos hacia Edem con la bola en la mano. Y de repente... se sintió libre. Lentamente, con la bola todavía en la mano logró hacerse con el control de su boca, de sus labios, de su cuerpo... y por fin, libre, habló.
¡No!.
¡ Lilith!. ¡Obedece a tu dios!.
El tono de la frase denotaba nerviosismo.
Y fue cuando Lilith recordó. Recordó los horrores, recordó el dolor, lo recordó todo. Presa de furia, lanzó la bola de energía... contra el Señor Oscuro.
¡No serviré a un falso dios!.
El Señor Oscuro ni siquiera se movió. La bola de energía impactó en el y simplemente desapareció.
Eso mismo dijiste la otra vez... esclava. Y me serviste. Ahora, también.
Ya no mas, engendro, ya no mas.
¡Entonces... morirás!.
Lentamente, la oscura figura ganó en anchura y pareció levantarse. A pesar de los esfuerzos de Lilith, no parecía notar sus ataques. Por lo menos, moriría libre.
Un gran rayo surgió de la figura, lanzando a ambos hacia la pared. El dolor fue indescriptible. No resistirían un golpe mas. Y el Señor del Caos ni siquiera se había movido.
El que tendría que haber sido el golpe final, volvió a surgir de la oscura bruma. Edem y Lilith lo oyeron y esperaron su contacto... pero este no llegó a impactar en ellos. El primer sorprendido fue el propio Señor del Caos. Lanzó con furia mas rayos, pero ninguno llegaba hacia los dos humanos. Un muro de energía los rodeaba.
Lilith era la causante de ese muro, pero no sabia como. Ella no era la causante de eso, estaba segura. Había algo mas, y estaba surgiendo de ella. Era una posesión, pero no como la del Señor del Caos. Se dejó llevar, y La mente de Lilith abandonó su cuerpo una vez mas.
Por segunda vez en ese día, el Señor del Caos rugió de rabia.
- ¿TU?.
- ¿No esperarías que estuviéramos al margen no?.
La que Edem oía era la voz de Lilith, pero su tono era distinto. Esta, pareció percatarse del caído guerrero, y le sonrió. Su sonrisa vino acompañada de una gran hola de paz. Y sus heridas parecieron restañarse. Luego, la figura se volvió hacia la oscura sombra. Esta habló con rabia:
¡Tu presencia viola el acuerdo!.
¡Lo violaste tu antes al captar una de nuestras almas!. Tenemos el visto bueno de los tuyos. Podemos eliminarte. Ya es hora que dejes este plano material.
¡NUNCAAAA!.
Desde el suelo, Edem pudo ver la batalla entre los dos seres. Luces y sombras surgían en todos lados y rayos y explosiones jalonaban toda la instancia. Golpes y contragolpes surgían de todos lados. Edem nunca sabría cuanto tiempo pasó, pero la batalla no solo ocurría en este plano, estaba seguro. Intensas ondas mentales recorrían su cabeza, mínimos residuos de lo que debía pasar en el plano espiritual. Pasaron lo que Edem creyó horas, y la batalla pareció llegar a un punto muerto. Finalmente, las dos figuras se quedaron quietas, hasta que el Señor del Caos pegó un grito, y desapareció. Con su grito, las cosas parecían volver a ser mas claras, o por lo menos eso le pareció al guerrero. Finalmente, la figura que ocupaba el cuerpo de Lilith, pareció suspirar, y con su potente voz, dijo solo una frase, como para si mismo:
Esta echo. Tendré que abandonar este cuerpo, guerrero, pero antes déjame decirte dos cosas. Lo que has visto, no es sino una batalla de las muchas que hemos mantenido. Habrá mas, y quizá nos veamos a intervenir, pero estáis solos. Esta presencia física nos ha agotado. El proceso es mas complicado que todo esto, pero ahora, mas que nunca, todo depende de vosotros. La segunda es que conocemos vuestro trabajo, y confiamos en que, a nuestro regreso, os encontremos. Confiamos en vosotros.
La figura levantó la cabeza, como escuchando algo.
Tengo que irme, guerrero. A si, una cosa mas. Cuida de ella. Fuerza y Honor, guerrero.
Ese fue el momento en el que Edem entró en la leyenda, del guerrero que se enfrentó al Caos y que, con la ayuda de un Dios del Orden, lo derrotó. La verdad, Edem si sintió algo al irse el guerrero: se desmayó. Lo despertó un jarro de agua fría en la cara. Abrió los ojos, y vio el rostro de su hermano. Curiosamente, solo se le ocurrió un pensamiento, y se sorprendió al decirlo en voz alta:
Si que eres feo.
Conociendo como conocía a su hermano, Quinto ni se inmutó. Era quizás uno de los defectos de su hermano mas atractivos y que mas problemas le había traído. Tendía a decir lo que pensara.
Os rescato de una torre en ruinas, hago tu trabajo dirigiendo una batalla, te reanimo y es lo único que recibo en recompensa?. Pues no quiero nada de ti cuando estés enfadado. ¡Venga a mis brazos!.
¿Y la batalla?.
Ganada. No se que hicisteis alli arriba, pero al morir el Señor del Caos, su ejercito desapareció. Hemos tenido bajas, pero nos recuperaremos.
¿Y ella?. ¿Y Lilith?.
Ya me parecía a mi que era raro que no preguntaras. Esta bien. Nada mas recuperado el conocimiento se dedicó a curarte, hermano. Tienes una buena enfermera. Ahora, dame tu mano, y volvamos a casa a celebrarlo.
Se levantó y empezaron el camino de vuelta.
La celebración por la victoria se hizo a la noche siguiente. El Gran Maestre Edem estaba contento... y feliz. Uno de sus grandes enemigos había caído, y esta vez estaba seguro (dentro de lo que cabria, por supuesto, con los Señores del Caos nunca se sabia) de que no volvería. Era tiempo de llenar las copas, de comer carne, de amar con pasión.
Este pensamiento le dio que pensar. Pensó que en la fiesta fallaba algo, aunque no sabia muy bien el que. Claro. Faltaba ella.
¡Quinto!. ¿Y ella?.
Pues ahora que lo dices, hace tiempo que no la veo.
En tu caso no me extraña. ¿Cuantos barriles llevas ya de cerveza?.
Ocho, y no llevo ni la mitad de lo que pienso beber.
Tenemos que hablar.
Hoy no, por todos los dioses.
Hoy no.
Y sonrió. Habían tenido contacto con Britania. Por lo visto, mientras ellos tenían su propia guerra personal, Los Señores del Caos habían atacado a la capital, nada menos. Habían sido rechazados, pero de una forma extraña. Algo había intervenido para frenar a las fuerzas del Caos.
A Quinto no le gustaría, pero tendría que enviarlo a informarse. Pero hoy no. Y de repente supo donde estaba ella.


La Sala del Homenaje estaba a oscuras, en silencio. Sus pasos resonaron por la sala. Tenia razón. Estaba en el balcón, contemplando la noche. Edem rompió el silencio:
Estas aquí. Nos tenias preocupados.
Ella no pareció oírle. Suspiró y lentamente dijo en su voz aterciopelada:
Tenia ganas de estar sola. Quería... quería guardar este momento.
Edem vio la oscura noche y recordando, suspiró y dijo:
Son bonitas, no?.
¿El que?.
Las estrellas. Ya sabes lo que dicen: "De la tierra a las estrellas..."
"Solo hay un gran paso". Esas palabras salieron de su boca como un resorte.
Los dos se miraron fijamente. Y comprendieron. Continuaron el pequeño ritual, como autómatas, casi sin saber lo que decían.
No cambies nunca.
Eso espero.
Sabia que había algo en ti que me resultaba familiar. No sabes el peso de encima que se me quita. Te creíamos muerta, Tagra.
No. Sigo muerta.
Pero...
Tagra Agamort murió en esa fortaleza, Edem. Yo soy alguien nuevo. De echo, no se ni quien o que soy. Pero tengo que solucionarlo por mi sola.
¿Y quien eres?. Sabes que podrías recuperar tu titulo, tus tierras... todo por lo que has luchado. Al fin y al cabo, eres Tagra. Tagra Agamort.
Ella sonrió.
Sigo siendo Tagra. Por lo menos en parte. Pero también soy alguien distinto. ¿Como me llamó el Señor del Caos?.
Lilith.
Así sea. Llámame Lilith. Lilith Layil. Edem. Debo irme.
- Justo cuando te encuentro... ¿volveré a verte?.
Ahora y siempre.
¿Como podría contactar contigo?. No quiero perderte de nuevo.
Lilith miró al Monolito. Y sonrió.
Díselo a los muertos. Ellos te pondrán en contacto conmigo. Adiós, Edem. Fuerza y Honor.
Y desapareció entre las sombras del acantilado, como un fantasma, o un recuerdo del pasado.
Edem se quedó mirando fijamente al sitio por donde se había ido Lilith. Solo unas pocas palabras surgieron de sus labios. Y con ellas, una vieja carga desapareció.
Fuerza y Honor, Tagra Agamort. Fuerza y Honor, Lilith Layil.
Y sonriendo, se fue de nuevo a la fiesta.


Puede que algun dia vaya a la ciudad de los Cesares para entregarle personalmente una copia en mano... algun dia la conocere en persona.